Amy nos dirigió al patio trasero de nuestra nueva casa temporal. Según ella, estaríamos aquí hasta tener al menos una idea de lo que podemos hacer, o eso creo.
El lugar era grande, abierto, una parte estaba cubierta por un césped verde podado a la perfección. Había, además, una piscina grande como la de Drew. Estaba dividido por unos tapiales blancos de unos dos metros de alto y, a los pies de éstos, repostaban cientos de rocas, grandes y pequeñas de varios colores, el más destacado era el gris. Aquel lugar era muy silencioso, tanto que creí que en el barrio estábamos sólo nosotros tres, pero no era así.
Amy se encaminó hacia las piedras, se agachó, juntó tres de ellas de diferentes tamaños y volvió hacia nosotros.
—De acuerdo —dijo con una sonrisa—. Tú —se dirigió a Drew—, ten esto.
Drew abrió su mano en frente de él y Amy dejó caer una roca del tamaño de su palma.
—¿Y esto para qué? —preguntó.
—Presiona —le ordenó.
Juntó ambas manos y apretó.
Pasados unos segundos aflojó.
—¿Qué se supone que debería pasar? —pregunté.
Amy frunció el ceño y, sin prestarme atención, tomó la piedra de la mano de Drew y le entregó otra un poco más grande.
—De nuevo.
Dudó un momento posando su mirada en mí y en Amy, pero lo hizo.
Esta vez noté el esfuerzo. Pude ver cómo sus brazos temblaban, sus venas se iban marcando cada vez más y sus nudillos se tornaban blancos.
En el momento que creí que se rendiría, como había hecho antes, se oyó un ruido. Algo como un chasquido, un leve sonido que apenas pudimos captar.
—Vamos, puedes hacerlo mejor —lo animó Amy—. Sé que eres capaz.
¿Qué trataba de hacer? ¿Quería que Drew rompiera aquella roca… con sus propias manos? En otras circunstancias hubiera creído que estaba loca pero… ¿quién sabe?
Drew bajó los brazos, dio un suspiro y de golpe presionó con todas sus fuerzas.
¡TRACK!
—Lo hice —dijo Drew sin poder creérselo. Hasta yo no podía cerrar la boca del asombro. Amy se limitó a sonreír en aire de suficiencia, pero en cierto sentido noté un poco de orgullo.
—¿Cómo has podido…? —Comencé, pero me detuve en seco a la necesidad de hacer una pregunta—. ¿Puedo hacer eso también?
—Mmmh —dudó Amy—. Es posible, pero recién están desarrollando sus dones. Lo que acaba de hacer Drew no es nada comparado con lo que es posible.
—Pero dijiste “es posible” —acoté luego de pensarlo—. ¿Quieres decir que yo, además, puedo tener también una fuerza sobrenatural?
—Primero lo primero —dijo como si fuese obvio—. Quiero decir que… —suspiró—. A ver, ustedes tienen dones, ¿no? Drew, acabamos de ver el tuyo…
—¡Fuerza! —contestó Drew a una pregunta que Amy ni siquiera había hecho.
—Bien. Estás prestando atención, un punto para Drew —Lo animó sarcásticamente y luego prosiguió—. Como decía, Drew tiene fuerza, sí, ése es su don, pero cuando éste termine de desarrollarse (que vendría a ser su don principal) otros se mejorarán. Como los sentidos, primero y principal. O la capacidad de razonamiento será mayor… o eso espero —dijo mirando a Drew—. Digo esto tomándolo a él como ejemplo, esto también te ocurrirá a ti, pero la única diferencia es que a Drew le aumentará la velocidad, pero no tanto como su fuerza y en tu caso es lo contrario.
Miré a Drew que todavía estaba procesando la información mirando con los ojos bien abiertos a Amy.
—Genial… —fue lo único que se me ocurrió decir—. ¿No estoy soñando, no?
—Mmmh —dudó y le pegó en el brazo.
—¡Auch! —Saltó Drew—. ¿Por qué has hecho eso?
—No, descuida, no estás soñando.
Noté que algo dentro de Drew hizo click, porque volvió en sí y le preguntó:
—Si nosotros tenemos esto que tu le dices “dones”... ¿qué papel cumples en todo esto?
Buena pregunta, no se me había ocurrido. Amy podía hacer algo así como la telequinesis o como se llame, según recuerdo —habría puertas sin tocarlas, hacía volar cosas, o amigos, por los aires—.
—Yo seré su protectora y tutora. Les ayudaré en el transcurso de todo esto. Les enseñaré cómo usar sus dones con responsabilidad y madurez.
»Digo esto porque no pueden ir rompiendo cosas o corriendo hasta desaparecer frente a todas las personas que se crucen. Ah, y agradezcan que los traje aquí rápido porque si nos tardábamos un tiempo más la cosa iba a ponerse fea.
¿A qué se refería con que la cosa iba a ponerse fea? ¿El haber estado en la casa de Drew con nuestras madres, las incluye a ellas? Si es por eso, me alegro de que hayamos venido aquí. Pero ¿cómo es posible que un barrio como éste sea seguro para nosotros? Me es difícil tragar eso de que este sector de la ciudad nos ocultará mientras estemos en él por un tiempo. No tiene nada de diferente, sólo que hay gente con mucho dinero… ¿Amy tenía mucho dinero? Bueno, ese no es el principal problema.
Igual, yo seguía ansioso por probar mi don.
—¿Protectora de qué? —preguntó Drew.
—Dijiste que los somos los últimos de los de nuestra especie o raza —rematé antes de que ella pudiera contestar.
El pánico había comenzado a subirme de los pies a la cabeza. Sin saber la respuesta sabía que los demás estaban muertos. Para ser más específicos: asesinados. ¿Por quienes? ¿Por los que Amy dijo que la cosa iba a ponerse fea? ¿Por los que nos “encontraron” y tuvimos que venir aquí?
—Por la cara de Logan, creo que él ya sabe —dedujo Amy.
Cuamdo subis la otra? está muy buena te felicito
ResponderEliminarProbablemente pasado mañana suba la parte 2 del capítulo 4.
EliminarExcelente!! Lograste encontrar y mantener, que es lo más importante, un estilo y un tono propio! Además, fraccionas el relato en el momento preciso, creando el suspenso ideal para dejar a los lectores con ganas de continuar leyendo!
ResponderEliminarwua escribes genial enserio manejas los suspensos no pude dejar de leer mañana termino tu historia te felicito eres muy bueno vas hacer un gran escritor yo compro tus libro te lo prometo =)
ResponderEliminarme encanta juli!en especial porque se quienes son algunos personajes, segui escribiendo!
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