miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 9 — Conflictos Viajeros — Parte 1.

Llegué a ellos corriendo a una velocidad normal para no llamar la atención de todas esas personas.

Amy aparcó la motocicleta en sección determinada para estacionar ese tipo de vehículo. Dentro del baúl, sacó una de esas cadenas que se usan para impedir que se roben la moto y eso, la pasó por una rueda, juntó ambos extremos de ésta y los trabó.

Drew sostenía a Jack en brazos mientras Amy venía hacia nosotros al haber acabado con la fabulosa moto.

—¿Y ahora qué? —Después de tanto tiempo corriendo, volver a la tranquilidad de tener los pies fijos en un lugar fue un cambio brusco. Al oír otra vez mi voz fue raro. La sentí con un volumen bastante bajo, hasta que recordé que más de una hora corriendo a una velocidad sobrehumana, con el viento golpeándome los oídos en todo momento, hizo que me acostumbrara a ese sonido fuerte y contaste—. No tenemos equipaje, no tenemos reservas, no tenemos boletos de avión, ¡no tenemos nada!

Amy metió la mano en una pequeña cartera que llevaba y de ella sacó unos papeles que parecían ser de esas especies de documentos.

—¿Decías? —dijo Amy en aire egocéntrico. Drew y yo la miramos sin expresión alguna hasta que ella suspiró—. Tengo todo arreglado. Lo único que debemos hacer es apresurarnos, ya que no tenemos mucho tiempo, como verán.

—¿Y cómo haremos con Jack? —preguntó Drew.

—De eso tampoco hay que preocuparse —aseguró Amy—. Jack tendrá a penas unos dos meses de edad, como mucho. Es lo bastante pequeño como para viajar con nosotros y no en esas jaulas en la otra parte del avión. Eso sí, tendremos que evitar que llame la atención porque eso nos puede dar problemas con los encargados del vuelo.

—¿Qué pasará con la moto? —dije recordando que eso era una de las cosas que no podríamos subir con nosotros.

—No es lo que más importa en este momento —agregó cortante—. Rápido, el vuelo no tarda en salir, y tenemos, o tendríamos, que haber llegado con tiempo de anticipo. Así que ¡corran! —Entendí que con decir “corran” se refería a que vayamos todos a la par, si me explico.

Al cruzar la puerta todos nos veían sorprendidos. Y eso pudo haber sido por dos razones: una, tres adolescentes que entran corriendo con un cachorro en brazos con actitud desesperada. Y dos, llegamos sin equipaje… bueno, no se me ocurrió una mejor idea.

—Por aquí. —Amy nos guió de lugar en lugar haciendo trámites de vuelo. Supuse que nos demoramos tanto en subir al avión por que los pasajes que ella había impreso, de quién sabe qué forma y quién sabe si legalmente, no fueron comprados como normalmente haría una gente normal, pero cabe aclarar que nosotros no lo somos. Pero conociéndola y entendiendo la situación por la que pasamos, supe que todo saldría bien… al final.

Drew y yo no dijimos palabra alguna hasta haber arribado al avión.

Cuando al fin dejamos de dar tantas vueltas a lo desesperado y nos sentamos en nuestros asientos, primera clase por cierto, Amy dejó escapar un largo suspiro.

Amy y yo nos sentamos en dos asientos, los cuales conformaban una hilera con los demás pares, y Drew, como no eran de a tres, se sentó en uno que estaba cruzando el angosto pasillo a nuestra misma altura.

—No creo que Jack pueda estar aquí —nos susurró Drew acercándose a nosotros. Jack sacó la cabeza por el bolso de Amy con la lengua afuera. Alarmado, me fijé si nadie lo había visto y escondí mejor la improvisada cartera para cachorros entre la pared del avión y yo.

—Lo sé —contestó Amy—, pero el que vaya encerrado en una de esas cajitas para mascotas en otro lugar que no sea cerca de nosotros, no creo que nos convenga.

—¿Por qué?

—Nunca viajé con algún animal en avión, así que prefiero no arriesgarme a que eso nos demore el aterrizaje ni nada, porque debemos ser lo más veloces posibles —aclaró Amy—. Vete a saber si eso nos haría esperar demasiado como para que nos encontrasen. —Cuando Drew estuvo por decir algo, Amy procuró adivinar lo que tenía en mente para preguntar y lo contestó—. Los que nos buscan no son sólo que irrumpieron en la casa. Son muchos más y están en todas partes, sin mencionar sus seguidores que apenas tienen idea en lo que se están metiendo.

La siniestra forma en la que dijo eso, además de que fue entre susurros, me hizo sentirme más inseguro aún.

—¿A qué te refieres con que no saben lo que hacen?

—La mayoría que no son como los de las caras pálidas son humanos. Los incluyen en su ejército con sobornos o amenazas. —Amy procuró bajar la voz porque vio que unos ancianos de buena situación económica y vestidos de telas muy finas y elegantes nos echaron un rápido vistazo, lo suficientemente sutil para que nosotros lo captásemos—. Cuentan con muchas de las cosas que todos anhelan: dinero. Si el plan A no funciona, cosa que sería raro, pasan al plan B, el cual consiste en tomar medidas más drásticas.

—¿Y ellos son un problema? —pregunté.

—Hummm, no los veamos como un problema, sino como un estorbo. Y uno que no se debe tomar a la ligera, porque pueden llegar a ser más que una molestia en una zapatilla…

—¿Molestia en una zapatilla? —dijo Drew—. ¿Qué clase de expresión es esa? Amy, tenemos catorce años.

Desde ahí no se dijo más nada, sin mencionar que Amy no quería decirnos hacia dónde nos dirigíamos.

Frente a mí había una pequeña pantalla con reproductor de MP3 y demás cosas. Menciono sólo eso porque fue lo único que utilicé. Me coloqué unos auriculares blancos que estaban ahí colgados y me puse a escuchar música.

No sé con qué línea de aviones volábamos, pero debió de haber sido una de las mejores porque la atención que recibíamos era de primera calidad… bueno, ya sé que Amy compró pasajes de primera clase, pero se entiende.

No podía dejar de pensar en cómo serían las cosas cuando lleguemos y nos reunamos con los demás. Imagínate, un montón de gente como nosotros que anden de un lado para otro, entrenando, nadando, jugando, corriendo… pero todo con la diferencia de que las estas actividades serían un poco más interesante por poseer dones. Bueno, así es como me lo imaginaba en ese momento. Pero una duda que existía en mí era cómo iríamos a encajar entre ellos… o si al menos lo haríamos. La verdad, es que no soy muy bueno haciendo amigos. Soy amable, mis padres me educaron muy bien, no me gusta mucho la violencia, es más, nunca me gustó estar rivalizado con Jake, pero la cosa era así por él no colaboraba mucho a que todos nos llevásemos bien y eso, pero el problema es que soy demasiado tímido comparado con Drew, y eso que hace unos cuantos años —unos cuaaantos—, yo fui el que comenzó, por así decirlo, con nuestra amistad.

Aunque había algo que nos unía a todos: el ser especial, así que podría comenzar desde ahí.

Prácticamente, me la pasé todo el viaje escuchando música, acariciando a Jack con mi mano dentro del gran y ostentoso bolso de Amy, como si el cachorro no tuviese suficiente espacio, y mirando por la ventanilla que tenía a mi lado. Ver las nubes me entretenía.

Luego de unas cuantas horas, no me había fijado cuántas, avisaron por los parlantes que estábamos por comenzar a aterrizar. La persona habló en español, en inglés y creo que en otro idioma pero no lo reconocí porque sólo alcancé a escuchar los dos primeros.

Sentí en mi interior cuando el avión había hecho una muy leve inclinación hacia abajo para poder descender. O tal vez fue mi imaginación, porque volar en avión no me tenía del todo tranquilo cuando sentía, o veía a través de la ventana, movimientos como aquellos. Jack estaba durmiendo hasta que oyó el cambio en el ambiente del avión, como murmullos de la gente que se despertaba, las azafatas que iban y venían y ese tipo de cosas.

Al pisar suelo y el avión haber aterrizado exitosamente. Todos los pasajeros fuimos bajando del avión. Eché un último vistazo por la ventana a la negrura total de la noche, sin contar la cantidad de luces que había, o sea que no había tanta negrura, y tomé el bolso de Amy antes de darme cuenta de que quedaría un poco extraño llevando una cartera como aquella así que se lo tendí a ella con cuidado. Los tres nos encaminamos hacia la salida y bajamos por las escaleras que habían colocado conectando la puerta del avión con el suelo.

Como no teníamos equipaje alguno, fuimos directamente hacia el enorme edificio iluminado con cientos de luces para luego ir hacia donde sea que Amy tenía que llevarnos.

Drew y yo nos la pasamos contemplando todas las edificaciones habidas por haber que tenía aquella ciudad. Todo era demasiado grande comparado con la ciudad de donde venimos, que está en Argentina.

Al pasar por el conjunto de personas que estaban en el aeropuerto, las cuales estaban por viajar o habían arribado o simplemente habían estado esperando a otras personas, etc, escuché que un gran porcentaje de personas hablaban en inglés. Casi todas. Casi todos los carteles estaban escritos en ese idioma.

Asombrado, o atontado, con tantas cosas a las que no estaba acostumbrado ni me había dado cuenta de que en ese momento era yo quien llevaba a Jack cargado en brazos, quien también miraba absorto a todos lados y a toda la gente.

—Amy —dije—, ¿dónde estamos? —Como si faltase aclarar.

—Bienvenidos a Estados Unidos.

5 comentarios:

  1. OMG!OMG desde hace mucho que quiero comentar...lo logré! *-* wow! esta genial Julián! no me puedo creer que esten en Estados Unidos! no dejes de escribir porque me muero por saber que es lo que sigue!!! continua adelante! :D

    ResponderEliminar
  2. que bien julian un excelnte giro a la historia espero que sigas espero el otro cap con ansias bye ^^

    ResponderEliminar
  3. nooooooooooo tremendoooo!!!
    se fueron a los EE. UU.!!!
    diiiooos jilii no tardes en actualizar!! me encaaantaa cada veez maas la historiia!!

    ResponderEliminar
  4. me encanta como va lahistoria ,felicitaciones.

    ResponderEliminar
  5. No pensé que un chico de 15 años escribe así-es excelente...mis felicitaciones!!!!

    ResponderEliminar