Antes de poder reaccionar, una de las ventanas delanteras estalló en mil pedazos. Unas piernas entraron seguidas de un torso y luego una cabeza… seguida de unos cuerpos más.
El impacto nos sobresaltó a todos, por supuesto y Jack empezó a ladrar.
Estas personas se acercaron hasta nosotros. Conté cinco personas y dos de ellas eran distinguidamente más altas que el resto. Estas tenían unos ojos de color negro profundo. Seguramente pensarán que es humano, pero hay algo que te da saber que no son tan normales. Tranquilamente podría haberle pedido que se acerque así yo pudiese verle los ojos más detenidamente y notar lo raro, pero no creo que eso haya sido posible.
En fin, estas dos “personitas” altas estaban detrás de los tres primeros. Llevaban ropa oscura y ahora, gracias a la luz, me di cuenta también de que sus rostros carecían de rasgos definidos y su piel era total y absolutamente pálida, tanto que en algunos sectores se notaban venas azules-violetas. De más está decir que iban armados.
Los tres que parecían gente de normal estatura y rostro tenían unas espadas normales, sin ningún detalle a destacar como su ropa. Los grandulones tenían unas espadas algo raras; contaban con unas extrañas marcas curvas en la hoja, y en sus bordes inferiores, de esos que están más cerca del mango, había una pequeña zona con serrucho.
Los tres bajitos se posicionaron para atacar. Amy estaba completamente estupefacta, con la boca tan abierta que presentí que se le zafarían las mandíbulas, bueno, tanto no.
Uno de los monstruitos, posteriormente llamados por Amy Monstruos de ojos negros, achinó los ojos y nos estudió con la mirada mientras que sus labios sin color se extendían en una extraña sonrisa.
—¡Ataquen! —Su voz me recordó a la otra noche, en la que me enfrenté con el hermano de estos bichos.
El tipo número uno corrió hacia mí. Pero eso no fue lo que más me preocupó, por si no lo crees. Sino que fue Jack. Estaba entre el tipo este y yo. Sabía que si no hacía algo pronto, mi nuevo amiguito saldría herido, o algo peor.
Lo mejor de todo esto es que estábamos desarmados. O sea que ve a enfrentar a tipos con armas mortales con las manos desnudas, quién sabe cómo resultaría eso… yo sí.
Tomé a Jack y salté hacia atrás a la velocidad de un rayo esquivando los espadazos que venían directamente hacia mí. El tipo se quedó sorprendido por unos segundos, tiempo suficiente para examinar mi perímetro: Amy estaba haciendo morder el polvo a un feo que se le había enfrentado mientras encajaba puñetazos a diestro y siniestro, Drew se avivó y le había tomado de la muñeca cuando el tipo número dos había tratado de dañarlo. Éste estaba haciendo caras raras, como intentando soltar maldiciones sin que las palabras le salieran. Drew estaba estrujándole parte del brazo. Y yo… bueno, con un perro en brazos, cuyo ladrido se estaba volviendo molesto. Y sí, a pesar de todo el ruido, mi nuevo oído alcanzaba a escucharlo hasta fastidiarme.
Dejé no con tanta delicadeza a Jack varios pasos detrás de mí —en pocas palabras, lo arrojé— justo antes de agacharme y que una espada silbara sobre mi cabeza. Me incorporé y traté de recordar lo poco y nada que Amy nos había dicho que tengamos en cuenta en un combate. Pero como no fue más de lo que ya sabía decidí improvisar.
Lo que siempre tuve en mente fue alejarme de su arma, ya que yo no contaba con una para usarla como defensa.
Me lanzó una estocada al pecho, pero la esquivé con suma facilidad y aproveché eso para girar sobre mí y ensartarle una patada en la mandíbula. Eso lo dejó medio embobado. Mientras volvía en sí, me acerqué y mi mano en forma de puño, que en un momento estuvo frente mío en posición de defensa, terminó en medio de su nariz derribándolo de espaldas y dejándolo inconsciente.
Eché un rápido vistazo a mis compañeros. Amy había conseguido tomarlo por la espalda, amenazándolo con su propia espada con el filo rozando su cuello y Drew le había golpeado tantas veces, pero no con toda su fuerza, por lo que su contrincante había hecho unos inteligentes pasos hacia atrás, y con esto me refiero a que fue lo suficientemente astuto como para saber que podría romperle la cara tranquilamente, hasta haber topado con sus amigos de caras pálidas.
—Muy impresionante —dijo el alto de la derecha con voz profunda y ronca—. Y eso que, por lo que sabemos, no llevan mucho tiempo aquí.
—¿Qué quieren? —dijo Drew aparentando superioridad.
Los monstruos de ojos negros rieron a carcajadas.
—¿Es que no sabes nada? —habló con voz aguda al haber terminado con su sesión de risa malvada—. Se nos han escapado varios, pero esta vez no. Ustedes serán nuestros, niños pequeños. No pueden siquiera hacernos frente con sus patéticos dones —agregó escupiendo en la última palabra.
—No sabes de lo que somos capaces —murmuró Amy apretando los puños y desapareciendo.
El alma se me cayó a los pies al ver que, luego de que la muy desconsiderada de mi amiga nos dejara por esos escasos segundos, todos se abalanzaron a nosotros blandiendo espadas de diferentes tamaños y formas. Oí por la zona del garaje una moto rugiendo con ferocidad. Lo único que se nos ocurrió después de eso fue ir hacia allí, sabiendo que ahí estaba Amy.
Yo, como niño bueno, tomé a Jack y volé a través de la sala escapando de los malotes para cruzar el pasillo y ver que el portón de aquella habitación estaba terminando de abrirse por completo. Seguido de eso, se escuchó un tremendo ruido de destrucción y escombros volando por todas partes: Drew había atravesado la pared.
—¡Rápido, Drew, sube! —Amy estaba sobre la moto con el casco puesto gritándonos a todo pulmón. Drew caminó-corrió hacia ella y se sentó detrás de Amy—. ¡Déjale a Drew a Jack!
Le tendí al cachorro y los pasos estaban a pocos segundos de comenzar a oírse en el garaje, donde estábamos nosotros.
—¡Síguenos! —me gritó Amy por encima de todo aquel bullicio. Giró la muñeca y la motocicleta salió despedida hacia adelante hasta llegar a la calle, y ahí, doblar hacia la derecha. Cuando salí tras ellos sentí que alguien gritó: «¡No dejen que escapen!». Y acto consecuente, el filo de una espada cortando el aire junto a mí aunque sin alcanzar a tocarme.
Amy iba a toda la velocidad posible que se pudiese alcanzar con aquella moto. Y vaya moto. Pero eso no fue problema. A los pocos segundos me encontré a su lado.
—Antes de que salgamos del barrio tendrás que ir por los techos ya que es de día y hay gente en la calle —me advirtió por encima del viento golpeando nuestras orejas.
Jack iba callado. Me estudiaba con la mirada sin moverse ni nada. No sé si era causa del miedo que pudo haber sentido por haber estado a más de ciento cincuenta km/h o porque simplemente no sentía la diferencia, quién sabe.
Me incliné hacia la derecha, ya que yo estaba sobre la vereda de ese lado, y con unos rápidos pasos y con ayuda de mis manos trepé por la pared frontal de la casa hasta llegar al techo. Esto me hizo perder un poco de velocidad, porque Amy y Drew se adelantaron media cuadra y los perdí de vista cuando doblaron en una esquina, pero seguí escuchando el ruido del motor. Salté por encima de la calle que separaba las casas para poder perseguir el ruido de la moto hasta poder tenerla a la vista de nuevo con la precaución de no acercarme tanto como para que los peatones vean a un chico de catorce años corriendo a una velocidad inhumana por los techos.
No sabía hacia donde nos estábamos dirigiendo, pero en esa oportunidad, no pude detenerme para preguntarle a Amy, así que sólo seguí corriendo cerca de ellos. Lo curioso era que no me cansaba correr tanto, aunque supuse que en algún momento me tendría que comenzar a faltar el aire o yo qué sé. El sol comenzó a moverse en el cielo, yendo hacia el horizonte formando un crepúsculo anaranjado. Si hubiese podido frenado y contemplarlo lo habría hecho. Era bastante bonito.
Pasado el tiempo la sed comenzó a acecharme, seguido del cansancio en las piernas y en los brazos de tantos movimientos que hacía con ellos. Habíamos entrado en la ruta, por lo que tuve que correr por donde los pastos estaban altos o por donde el terreno estaba plantado por árboles para evitar ser visible.
A lo lejos divisé aviones aterrizando en una pista súper grande y cerca de ahí, un gran edificio cubierto de vidrios. Íbamos al aeropuerto para irnos de aquí. ¿Fuera de la ciudad? ¿Fuera del país? ¿Nos dirigíamos a otro continente? Eso era lo que me llamaba la atención en ese momento, lógico.
Estaba en el colegio cuando empece a leer este capitulo, desde el celular, y me acorde que tenia que estudiar xD.
ResponderEliminar...
¡Oh por Dios! ¿Dónde irán?¿Se irán en realidad?¿Sera el edificio cubierto por vidrios en realidad un cuartel secreto?¿Jack disfruto del paseo?¿Qué habrá sido de los hombre altos?¿Te interesa saber más?
¡Todo esto y más en la proxima entrada!
Me encanta! Tenias tiempo sin subir. Me recuerda un poco a Soy el numero 4 (ame ese libro) Necesito que continues!
ResponderEliminarTan simple como que la espera valió la pena ♥ Lo amoo!!! Y muero de la curiosidad por saber que pasa... :33 Es algo impresionante como estas ideas tuyas me llegan a gustar taaanto y pienso que no soy la única ;) Espero el próximo capítulo con ansias Julián! Sigue así! :)
ResponderEliminaresta super el libro sigue asi julian espero el otro cap ;)
ResponderEliminarme reii en la parte que dice: Amy estaba completamente estupefacta, con la boca tan abierta que presentí que se le zafarían las mandíbulas, bueno, tanto no.
ResponderEliminar.......................
jajaja tremendoo!! me encanto tuvieron su primera pelea en equipo!! Estos Monstruos de ojos oscuros... dan miedo jeje
me encanto Juliii :)