Capítulo 7 — Indicios — Parte 1.

Creí que me abrazaría agradeciendo a Dios de que yo estaba bien o algo por el estilo. Pero no, claro. Supuso —y supuso bien— que yo sí me había escapado, que había sido irresponsable. Por ello levantó un brazo con la palma abierta con fiereza y la estrelló contra mi rostro.

Instintivamente, giré el rostro hacia atrás y luego llegó el dolor.

La miré atónito, al igual que Drew que estaba con los ojos como platos, y articulé en forma de pregunta:

—¿Auch? —dije mientras me llevaba una mano a mi mejilla.

—¿Es que estás loco? —Con un nudo en la garganta continuó—. ¿Qué si nada salía bien? ¿Qué si culpa tuya hubiese sucedido lo que me temía, que gracias a Dios no fue así y todavía me sorprende, y arruinarías todo? —Al dirigirse a ambos progresó—. Se los dejaré claro. Ustedes son lo más importante ahora, sus vidas dependen de todos nosotros. Nuestra raza. ¿Lo entienden? Admito que suena algo para lo que se necesita mucha responsabilidad, pero lo primero que no hay que hacer —dijo resaltando la negación—, es lo que ha hecho Logan.

—¿Por qué? —preguntó Drew como si faltase que se aclare.

Amy suspiró.

—¿Y si los atrapan? —Trató de ser lo más lógica posible para que Drew entienda lo que sucede—. Mucho para explicar en una noche —Y cambió de tema—. Mejor si volvemos a la casa y platicamos de esto en cuanto amanezca, que no falta mucho para eso. Lo que sí necesitan dormir y…

Siendo interrumpida ocurrió algo inesperado, y lo digo en serio. Un tipo de como dos metros, vestido de negro —que eso fue lo único que distinguí en él en ese momento por la falta de luz—, embistió contra nosotros.

No lo había visto venir, ni Drew y tampoco Amy. Tampoco estaba seguro de dónde había salido.

Amy terminó en el suelo a unos metros de mí junto con Drew.

Lo que sucedió a continuación sucedió muy rápido que casi recuerdo los detalles. Cuando mi amigo estaba todavía tratando de averiguar qué estaba sucediendo, Amy ya se había esfumado. El cachorro seguía en mis brazos y estaba lloriqueando. En ese momento, y no sé muy bien por qué no se me ocurrió otra cosa, me preocupaba solamente por protegerlo mientras estaba agazapado sobre él hasta que me percaté de, por lo menos, ocupar mi atención en Amy. Ella había regresado con una estela de una luz azul detrás de ella debido a la velocidad. Ella se dirigió hacia la espalda y ni le alcanzó el tiempo de reaccionar a aquel sujeto que mi feroz amiga ya estaba sobre él con un cuchillo de una forma muy particular —que no la distinguí muy bien gracias a que no pudieron quedarse quietos debido al forcejeo producido por ambos— presionándolo sobre su cuello.

Drew ya había recobrado algo la compostura y estaba viendo aquel espectáculo.

Se notaba que Amy empleaba toda su fuerza contra aquella mole, tenía los dientes al descubierto, las mandíbulas presionadas y su cabello negro se movía sin parar por las sacudidas que hacía el que nos quería atacar, supuse. Bueno, no era muy difícil de suponer, era más que obvio.

Una que otra vez se me pasó por la cabeza el dejar de hacer el cobarde e ir a darle una mano a Amy, pero no tenía el valor suficiente. Tal vez ella no lo necesitaba o no quería que nos arriesgáramos o algo por el estilo.

Por fin pudo sacársela de encima y, hecho eso, corrió en mi dirección con una mano en la cintura, sujetando algo. Una espada. Era la tercera vez que veía algo filoso esa noche y como que ya me acostumbré, es decir, no tenía la misma impresión de siempre.

Con el arma en la mano derecha, luego de tener que oír el ruido que se arma al raspar metal con metal por haber desenfundado la hoja, me tomó de la capucha de la campera y me levantó hasta la altura de sus ojos para mirarme fijamente.

Con el pánico en mente, sólo vi un pantallazo de su rostro que duró menos de una milésima de segundo.

Los rasgos eran un noventa por ciento humanos. Aquel diez por ciento, se debía a que sus ojos eran distintos. Para empezar, las pupilas no estaban, era un iris de un color negro profundo seguido de la esclerótica que, si no me equivoco, es la parte blanca.

Tengo un seis en biología, no esperen mucho de mí.

Evitando eso, se podría decir que el tipo era un asesino normal que quería matarme como cualquier otro.

Miré a Drew, que ya no estaba donde lo había visto. ¿Dónde había ido? ¿Escapó? No lo juzgo, yo también hubiera hecho lo mismo.

Con un grito salvaje, Amy envistió al sujeto con tanta fuerza que logró que me soltase, pero fui a parar unos metros más alejado con una caída no tan favorable. Tardé unos momentos en que la visión se me aclarara para poder notar que Amy estaba peleando ferozmente contra él. Era toda una profesional. Cada movimiento que hacía el tipo, Amy ya lo había previsto. Ella aprovechaba esos momentos para contraatacar con su cuchillo y lo cortaba en todas partes del cuerpo.

Me sorprendía mucho que él no opusiera retirada, era obvio que mi amiga era diez veces mejor que él. ¿Acaso había algo que yo no supiera? Eso era obvio.

En un momento, el "monstruo" deslizó con rapidez la espada hacia donde estaba Amy, pero cuando lo hizo, rozó su cuerpo que se había convertido en esa especie de humo que no era exactamente un humo.

Se quedó absorto, giró la cabeza bruscamente hacia todos lados hasta que dio por entendido que había acabado con ella y vino corriendo hacia mí.

El perro ladraba en mis brazos. Amy no aparecía. ¿Acaso estaba loca por haber desaparecido por más tiempo de lo normal? No iba a arriesgarme a esperar que ella volviera a salvarme. Así que hice dos cosas: solté al cachorro que salió corriendo —no vi hacia dónde se dirigió— y al ponerme en pie, reuniendo tanto valor que no sé de dónde lo saqué, corrí a toda velocidad para apartarme de su camino. Fui a parar detrás de él. Salté a su espalda pero me desvió de dirección con un solo puñetazo. Caí de espaldas y tuve que tomarme mi tiempo para recobrar el aire que se había escapado de mis pulmones de un solo golpe. Llegué a creer que estaba acabado sin la ayuda de Amy o al menos con Drew a mi lado.