“Hola, ma. No sé hasta qué punto tienes idea de lo que sucede, pero me gustaría que hablemos.”
Al enviar el mensaje, Amy nos avisó que el almuerzo ya estaba listo. Cuando abrí la puerta de nuestra habitación, en seguida culminó el aroma a carne y pasta. Mientras bajábamos el olor comenzaba a hacerse más y más fuerte. Cruzamos de la sala de estar a la cocina y ahí, en la pequeña mesa ubicada en el centro de la habitación, había tres platos cargados de bistecs y ravioles bañados en salsa blanca con especias encima. Lucía como una de esas comidas gourmet. Y lo mejor era que sabía mejor de lo que se veía.
—Wow, Amy, no sabía que sabías cocinar tan bien —comentó Drew con comida en la boca.
—Gracias, niño feo. Creo que se lo merecen por haberme sorprendido hoy en su entrenamiento. Claro que, si vuelven a repetirlo en sus futuras peleas, no sería divertido ver que la lucha dura menos de cinco minutos, y recuerden que, a medida que pase el tiempo y ambos comiencen a ser más expertos, empezarán a utilizar armas para enfrentarse.